jueves, 30 de junio de 2016

Empresa de EE.UU. tiene HOTEL EN CUBA


El Quinta Avenida, renombrado como Four Points by Sheraton, es el último ejemplo del nuevo capítulo de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos que se abrió el 17 de diciembre del 2014

Una empresa estadounidense asumió la administración de un hotel en La Habana por primera vez en más de medio siglo, a pesar de que Washington continúa bloqueando las inversiones y el intercambio comercial con Cuba.
Según el sitio web de la multinacional Starwood Hotels & Resorts Worldwide, este martes pasó a sus manos la gestión del hotel Quinta Avenida, ubicado en el barrio capitalino de Mi­ramar.
El traspaso da cumplimiento a un acuerdo firmado en mar­zo pasado con las autoridades cubanas, apenas unas horas antes de la visita a La Habana del presidente estadounidense Barack Obama.
El contrato incluye también al emblemático hotel Inglaterra, que será incorporado a la Colección de Lujo de Starwood el próximo 31 de agosto, de acuerdo con la compañía.
El Quinta Avenida, renombrado como Four Points by Sheraton, es el último ejemplo del nuevo capítulo de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos que se abrió el 17 de diciembre del 2014.
Hace solo unos días se dieron a conocer las seis aerolíneas que ocuparán 90 rutas a nueve aeropuertos cubanos distintos al de La Habana y recientemente se anunció que es posible retirar efectivo en los cajeros de la Isla desde las tarjetas de crédito Mastercard emitidas por el banco Stonegate de la Florida.
Pero todos estos pasos de avance tienen lugar sin que el Congreso de los Estados Unidos levante el bloqueo económico, comercial y financiero que mantiene en vigor desde 1961.
El acuerdo de Starwood es el primero en aprovechar en la industria turística los limitados espacios abiertos por las medidas ejecutivas de la actual administración, que han transformado la aplicación de algunos aspectos del bloqueo.
El sector turístico es uno de los que genera más interés. Cuba atrajo el pasado año una cifra récord de 3,5 millones de visitantes, en su mayoría canadienses y europeos, pues se mantiene en vigor la restricción a los viajes turísticos de los estadounidenses.

La Asociación Americana de Agentes de Viaje estima que al menos dos millones de norteamericanos viajarían a Cuba en el 2018 si la restricción a los viajes fuera levantada este año.
Además, los analistas coinciden en que este tema, que toca un derecho constitucional, es uno de los que más probabilidades tiene de avanzar en un legislativo dominado por republicanos contrarios a la administración demócrata.
De hecho, un proyecto de ley para levantar la restricción a los viajes ya cuenta con una mayoría simple en el Senado, pero espera lograr una mayoría calificada antes de llevarlo a votación para evitar cualquier clase de maniobras. Una enmienda con fines similares fue incluida en un proyecto de ley de presupuesto para los servicios financieros en la Cámara Alta y se espera próximamente su votación en la Cámara de Re­presentantes.
Si bien la actual administración ha hecho varios llamados a los legisladores para que levanten por completo el bloqueo, el nuevo hotel administrado por Starwood prueba las facultades ejecutivas que conserva el presidente Barack Obama —o el próximo inquilino del Despacho Oval— respecto a la aplicación del bloqueo contra Cuba, incluso sin contar con el respaldo del Congreso.

martes, 28 de junio de 2016

TURQUIA Y EL PERDON


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No se vive solo de  Brexit ni de que David Cameron se perdiera un desayuno con sus colegas europeos reunidos en Bruselas, donde le hacen caras largas a quien alguna vez se ufanó de ser euroescéptico y hoy arrastra la cola. 
Entre los temas fuertes aparece casi de improviso la nueva posición a la cual parece inclinarse Turquía. Suspendieron el reclamo hecho a medios alemanes que acusaron de tratar de forma irrespetuosa al presidente Erdogan. Aparentemente también modifican parte de su política hacia Israel que de modo inusitado anuncia una reparación material por el asesinato de diez activistas turcos que en el Mavi Mármara años atrás, querían ayudar a los cercados palestinos de la Franja de Gaza y fueron sorprendidos alevosamente en alta mar por un comando militar sionista. 
Síntoma muy significativo, es el que aparenta un cambio de actitud con respecto a Rusia.  El anuncio de que se le pide perdón a Moscú por el derribo injustificado de un avión de combate en operaciones sobre Siria, pudiera marcar el fin de las hostilidades hacia el Kremlin o, no se descarta,  sería un paso destinado a variar la actitud con respecto a  Siria. 
El territorio turco fue refugio y punto de partida de grupos que con el título de opositores a Bashar al Asad,  pero terroristas en la práctica,  fueron mimados por Estados Unidos y los emiratos del golfo, y, en general, tuvieron apoyo también de Turquía que, con su propia agenda, ha jugado un substancial papel en esta tragedia. Se supone que una de las inquietudes que mueven a la administración turca es el temor a que los kurdos de Siria, habitantes en áreas fronterizas, se  unieran a los kurdos turcos para exigir el territorio que históricamente les perteneció y les fuera  prometido por las potencias occidentales desde término de la Primera Guerra Mundial. 
Turquía optó por la fuerza contra quienes tiene dentro y los de fuera, pero sin éxito. El objetivo doméstico proyecta una pésima imagen de Ankara a escala internacional, y la postura contra los kurdos sirios también les trajo enemistades con Estados Unidos y con la misma Rusia, y encima, los batallones populares kurdos han combatido con honor y buenos resultados al estado islámico, en tanto la posición de Damasco ha sido constructiva al otorgarles autonomía administrativa que piensan conservar al término de la contienda.
Premiar logra adeptos, castigar abusando, fabrica enemigos. No importa si las razones para un cambio de estrategia se deban a intereses económicos o de orden político. Lo que sí importa es la sinceridad y permanencia de esa política.
!OJO!  se deberá a ese "cambio" el atentado ocurrido este martes 28 en el aeropuerto internacional Atatürk de Estambul?

domingo, 26 de junio de 2016

BREXIT: LOS DÍAS… DESPUÉS

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Por Elsa Claro
Sensible y por momentos disparatado está el ambiente dentro y en torno al Reino Unido. Los seis países fundadores de la Unión Europea, exigieron a Londres que comience de inmediato los pasos legales para materializar su salida del pacto.
Parece un empujón para que lance al abismo o quizás ¿será un acto de rotundo despecho? Lo trascendente, sin embargo, está al interior de la multicultural sociedad donde salen a la luz con vigor inédito, importantes divisiones.
Las autoridades de Escocia piensan entorpecer la decisión de salida negándose a aceptarla y dicen que impugnarán el paso por vía parlamentaria, teniendo como fundamento el que más del 60% de los escoceses votaron por mantenerse dentro de la UE. Si no logran un proceso que frene el Brexit, moverán las cuerdas de la independencia para separarse del Union Kingdom.
Las razones no son iguales, pero sí parecidas a las que se manejan en Irlanda del Norte por los nacionalistas católicos. Ambas son dos áreas muy beneficiadas por los enlaces económico-comerciales que propicia el pacto integracionista. Sin embargo, y en contradicción con este enfoque, está el territorio de Gales, la región que mayores provechos recibe de Bruselas, y donde sus habitantes decidieron salir de tan benefactoras estructuras.
¿Contradicción o pista para encontrar verdades?
Si los beneficios recibidos de la UE tienen peso en las determinaciones, desde luego que no fue el único factor influyente en el resultado. Habría que darle cabida a criterios como loso expuestos por el líder del Partido Laborista, Jeremy Corbin,  quien hace notar que las zonas que mayoristamente votaron contra mantenerse dentro de la UE “son las antiguas regiones industriales del Reino Unido”, o sea, las más “afectadas por los empleos mal pagados, y la falta de inversión del gobierno central”. Esto equivale a situar en su debido engarce espacio-temporal a quienes peor sufrieron  el golpe de la austeridad.
Desde esa óptica, es razonable achacar a las políticas exigidas por la Unión Europea y aceptadas por la administración Cameron, el disgusto social expresado en la votación del jueves. Explicaría el que tantos festejen como el resultado como “día de las independencia”, mientas otros tantos la consideran fecha luctuosa.
Estos últimos son aquellos que piden un segundo referéndum, una especie de rectificación de errores. Piensan que si se repite, el resultado cambiará. De otra parte, muchos que dependen del mundo financiero llegan al extremo de solicitar que Londres se convierta en un país.
 Las divisiones al interior de los partidos políticos y a escala de base social, muestran que el asunto tiene altas complejidades a partir de directrices conservadoras y hasta de la pifia de Cameron quien movió sus piezas pensando salir airoso de la prueba y obtener una validación extra de su mandato junto con las prerrogativas especiales arrancadas a Brusel.as
No son las únicas causas, porque no hay una sola razón ni un mero elemento interviniendo en el desenlace. Lo sobresaliente es el descontento, puede que multifactorial. Lo mismo si se busca al culpable dentro del país que fuera, es decir, en la UE.
Por ello y debido a que el proceso de divorcio será largo, este tema seguirá ocupando grandes espacios en la prensa, los debates oficiales y el ánimo de muchos.




viernes, 24 de junio de 2016

¿OTRA RAYA PARA EL TIGRE?



¿OTRA RAYA PARA EL TIGRE?
Por Elsa Claro
¿Fue inesperado el durísimo golpe que acaba de recibir David Cameron? Puede, dado que las encuestas, por lo general engañosas, decían que la permanencia en la Unión Europea  predominaba en el favor de los votantes. El porcentaje fue 52% para salir y 48% para quedarse.  Los dígitos pudieran aumentar algo al término del conteo, pero como están, deja claro que la mayoría no desea permanecer en unas estructuras cada vez más sofocantes –así lo plasman muchos- aunque no debería descartarse que este referéndum lo que midió en realidad fue un malestar ciudadano acentuado por diversas causas internas.
Tampoco se debe poner fuera de los análisis la diferencia de  criterio según el área. En Irlanda del Norte, Escocia y el Peñón de Gibraltar, el sufragio favorable a permanecer en la Unión Europea fue más alto que el de los en contra. Eso da lugar a resbaladizos contextos.
En lo inmediato ya existen declaraciones como las realizadas por el viceministro principal del Gobierno norirlandés, Martin McGuinness, quien reaccionó al conocer los resultados, planteando lo imperioso de convocar  una consulta popular  sobre la unidad de Irlanda, o lo que es igual, reactiva la posibilidad de salir de la tutela de Londres, para incorporarse a la República irlandesa, fin siempre deseado por los nacionalistas.
Lo mismo si progresa como si no este criterio, el resultado  descoloca al  Partido Unionista Democrático, probritánico,  en favor del mantener al Ulster dentro del Reino Unido, pero que ante la nueva realidad, está obligado a tomar una decisión difícil pues la economía norirlandesa está muy vinculada a la UE de la cual recibe notables beneficios. Lo que decidan los unionistas, dependerá en buena medida de quién y qué proponga el sustituto de Cameron, en un Plan B que los conservadores tories admitieron no tener, pero se ven forzados a considerar de inmediato.
Otro posible disidente está anunciado desde antes y es el de Escocia, donde también prefieren permanecer dentro del Pacto. No sería nada extraño que se convoque a un referéndum de soberanía y esta vez con un sí a la independencia. La paradoja está en que cuando los escoceses lo  intentaron antes, desde Bruselas amenazaron con no admitirles si se separaban del Reino Unido.
Aunque  el referéndum no es de obligado cumplimiento, ignorar el resultado es imposible. La salida de la UE se impuso por más de un millón de votos, pese a  la división del criterio ciudadano. En los territorios de Inglaterra y Gales, excepto Londres (centro neurálgico de la City que determina las finanzas) optaron por dejar la UE. En Escocia e Irlanda del Norte, como hemos referido, desean, por mayoría, la permanencia.
A todas estas y como si no bastara con el fraccionamiento evidenciado en el plebiscito, las tendencias políticas pudieran comenzar a hacer uso interesado de la situación. Unos abogan por un adelanto de elecciones, en tanto los conservadores en el gobierno solo plantean hacer un cambio de figuras (Cameron por Equis)  pero continuar en el poder.
Se retiran o modifican del debate formulaciones como la que, buscando el Brexit,  dijeron que salir del Pacto Comunitario implicaba la recuperación de  440 millones de euros por semana, cifra que ingresa el Reino Unido a la UE para el Fondo Común, y que esa cantidad se podría destinar al que fue en algún momento anterior el mejor servicio sanitario del mundo y perdió esa condición. Quizás sirviera para el sector de la enseñanza, ha sugerido. En los hechos, mejorar esos renglones, no depende de la UE, ni de a cuánto asciende la contribución,  sino de la voluntad política de quienes administran el país.
Lo que sobreviene es nebuloso. Se trata de la segunda economía europea y del primer país en salir  de la asociación. Se dice que otros le imitarán. Ya se verá. El Reino Unido tiene, de momento, dos años para acomodarse a la nueva situación. Cameron no quiere ser el gestor de esa etapa y por ello dejará el cargo antes de octubre. Es lo que anunció. En ese lapso se requiere hacer ajustes en el terreno comercial (los destinatarios principales del R.U. son sus actuales socios), y en el financiero (no huelga recordar que ese es el fuerte de los británicos). Otros ajustes se imponen.
Algún atisbo surgirá esta misma semana de la reunión de los líderes de la Unión Europea convocados a Bruselas para examinar, ante todo, este dilema que añade otro más a los muchos que encaja esta asociación de países y mercados.  Nadie oculta que el golpe es fuerte y que peligra el proyecto, suficientemente golpeado por la crisis económico-financiera que, se oculte o no, sigue imperando.
¿Será solo otra raya para el tigre o una especial marcaje  de un antes-después?