ALGO QUE MUCHOS NO SABEN
Por Elsa Claro
Algunos enviados especiales de varias publicaciones españolas describen a Caracas como una ciudad dividida según los escenarios y situaciones que se viven. En el este, donde están enclavados los barrios ricos, el escenario de violencia que inunda los espacios mediáticos, tiene como protagonistas a jóvenes encapuchados.
Al oeste, hay calma, normalidad, particularmente, durante la jornada de elección de la Asamblea Nacional Constituyente, el 30 de julio 2017, cuando tenía lguar la cita electoral número 21 realizada en Venezuela en los últimos 18 años. Quiere decir que se hizo más de un sufragio anual. Rara “dictadura” esa, capaz de otorgarle tantas posibilidades a los ciudadanos de ofrecer su voto. Extraña virtud la de un gobierno que se expone al no y reconoce su derrota, como sucedió en dos oportunidades.
En el este caraqueño la apariencia insistente de los medios, aparenta una batalla ideológica. ¿Adolescentes que asumen las posiciones de las clases altas? Hay suficientes elementos indicando que, en todo caso, son simple, sustituible, carne de cañón que se arriesga por intereses ajenos, gente que va detrás de ellos, sin exponerse, en alguna marcha.
Aunque el proceso político impulsado por la Revolución bolivariana encabezada por Hugo Chávez beneficia a las capas bajas de la sociedad, los beneficios de una redistribución de la riqueza más justa no siempre se corresponden con los cambios mentales de muchos. Siempre permanece un rescoldo social auto aislado que suele ser combustible para los peores empeños.
Con
un cambio social importante no desaparece de forma automática la delincuencia o
la “Falta de integración de una persona o de una colectividad en las normas
sociales comúnmente admitidas” según define la Real
Academia de la lengua el término marginalidad.
Sobre esos sectores trabaja la oligarquía y les usa. En este caso, fuentes
confiables cuentan que se hizo una selección de aficionados a los juegos digitales
violentos, de entre los 14 y los 25 años. Una vez con este inventario, les
convocaron para su participación en las llamadas guarimbas y convenientemente
estimulados con alimentos y dinero, a veces con drogas, estos infelices se
expusieron a ser víctimas y fueron, mayormente, homicidas al lesionar a varios agentes del
orden o a simples transeúntes, a quienes hirieron o quemaron vivos.
¿Tiene la llamada oposición venezolana recursos como para haber realizado un
estudio que detectó ese material humano susceptible por partida doble para ser
empleado en actos tan cuestionables? Sospecho que no y apunto hacia donde si
hay sofisticados recursos para semejantes búsquedas.
De todos modos y a pesar del hostigamiento permanente, 8 millones 89 mil 320 personas
depositaron su voto en favor de la Constituyente pese a las dificultades
creadas por errores propios, -así lo admite Nicolás Maduro- y agresiones de toda naturaleza, no solo
generadas dentro del país.
Retos,
trances a solucionar, existen muchos, pero ahora se cuenta con un nuevo instrumento
que ayudará a que se remonten, con
orden, justicia y paz. Por todo eso votó, en memorable episodio, el pueblo de
Bolívar, pese a tantos obstáculos y descalificaciones vergonzantes.
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