miércoles, 1 de noviembre de 2017

ERROR HISTÓRICO





Personalmente creo que Estados Unidos, aparte de auto segregarse, se puso en evidencia ante la comunidad mundial ayer. Sus representantes y autoridades estaban convencidos a priori, del fracaso  y así lo dijo, entre socarrona y autosuficiente, la embajadora ante la ONU, al explicar su voto negativo al levantamiento del bloqueo. Tuvo un solo eco, el de Israel. 
Cuando  la embajadora estadounidense Nikki Haley,  dijo «esta Asamblea no tiene la facultad para poner fin al bloqueo de Estados Unidos» y que «lo que hace la Asamblea General, hoy y todos los años, es un teatro político», estaba menospreciando, claramente, a todos los demás, de la forma más obscena, incluyendo a los dos tercios de los ciudadanos norteamericanos que desean el cese del sostenido castigo al pueblo cubano, como recordó nuestro canciller posteriormente. 
El discurso de la preponte Haley  provocó tanto rechazo, que decidió irse de la sala, dejando a otra persona para hundirse más en el bajeza,   luego de que la votación y los reiterados aplausos aprobatorios del auditorio a Bruno Rodríguez Parrilla,  dieran un indecidible apoyo a Cuba incluido el momento en que el canciller evocó a Fidel. 
Cierto que no siempre los números son locuaces, pero si el pasado año fueron 191 países los que votaron en favor de la moción cubana y este año igual la cifra, ello indica que, excepto dos, todos los representados en el organismo mundial piensan que es desafortunado el enfoque y la ejecutoria emanada de la Casa Blanca sobre un país pequeño, pero respetable.
 Eso se evidenció en las numerosas intervenciones individuales o por bloques que representan a todos los continentes. Incluso los más afines a Washington entienden que la política arrastrada durante más de seis décadas es ilegal, según la visión de Bolivia y con ella de un sinnúmero de países. Injusta y dañina para la población cubana, de acuerdo al perecer de Viet Nam, Rusia, Argelia, el grupo de los setenta y siete, o sea las 134 naciones que lo integran y el movimiento no alienado que son 120 más, o el grupo africano que aludió al modo en que el bloqueo impide el normal desarrollo de la mayor de las Antillas, algo reiterado por la CELAC o el CARICOM, organismos que dejaron en claro que  el bloqueo a Cuba es un impedimento al desarrollo regional, pese a que la isla ha contribuido extensa e intensivamente con su ayuda otros pueblos.

 El bloqueo, cuando menos, ha sido un método inservible, según el criterio de la Unión Europea, o como dijeron los egipcios, un error histórico. El bloqueo vulnera los principios de la Carta de la ONU y menoscaba los derechos de los cubanos al desarrollo y afecta la normal evolución de las relaciones de otros países con Cuba, según criterios reiterados, tanto como el expuesto por el Secretario General de la     ONU, quien en su informe circulado a toda la membresía reconoce que el bloqueo afecta al pueblo cubano, al tiempo que evocó los logros reflejados en su índice de desarrollo humano. Algo que, por supuesto, la arrogante  señora Haley o quien la mandó a hacer el ridículo,  no entiende en ningún idioma.



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